lunes, 5 de julio de 2010

Encuentro Académico con… La Democracia

Después de 188 años de vida republicana, resulta por demás triste, oír que algunas personas, ante la interrogante: … y para qué sirve la democracia, no puedan emitir respuesta, y que otros respondan, para nada. Este momento me ha llevado a rememorar espacios y tiempos en los cuales la democracia, sin duda ha sido la protagonista.
Desde 1930 hasta 1958, vivimos en dictadura, con unos cortos períodos de democracia. Desde 1958 hemos tenido una democracia de formalidad, y desde 1998, el debilitamiento de las instituciones ha dejado un cascarón vacío, como aquellas casas abandonadas que todavía tienen un letrero desteñido que recuerda que allí funcionó una tienda, que aún mantiene algunos visos de democracia.
Rosseau definió la democracia con la separación de poderes. Bolívar alude a la democracia como una forma de gobernar. Todos los políticos, de cualquier color, dicen ser demócratas; sin embargo, al pueblo se le dan discursos y de vez en cuando una dádiva y pareciera que hasta allí llega la democracia. Durante mucho tiempo, la idea de democracia era ir a votar cada cinco años. En estos diez años, el tener más elecciones, acaso tenemos más democracia? Será por eso que a la gente le cuesta responder cuando se le pregunta acerca de para qué sirve.
En estos tiempos difíciles que vive nuestra República, es bueno el ejercicio de recordar de qué ha servido y para que servirá la democracia. Para mucho, sin duda. Esbocemos dos ámbitos: la universidad y el deporte. La evolución de la universidad como espacio de formación de profesionales, no tiene comparación. Ellos han sostenido este país. Los ingenieros, los químicos, los licenciados en educación, los bioanálistas, los médicos, los farmaceutas, la lista es larga. Su preparación, sus valores y su ética, le dieron y darán cimiento a nuestra sociedad. Se formaron con pensamiento crítico, ideales libres y creyentes de la democracia.
La UC, la ULA, LUZ, la UCV, la UDO, entre otras, son siglas que marcan la historia y traen a nuestra memoria los mejores recuerdos, etapas felices, algunas duras, pero siempre buenas. Allí se refleja la democracia: participación, diferentes colores políticos, amigos, trabajo compartido, trabajos, exposiciones en equipos. Nunca faltará alguien, que diga con orgullo ¡yo me formé allí, esa es la mejor universidad del mundo¡
El surgimiento de algunas universidades no fue precisamente bajo un régimen democrático, sin embargo, en su legado, se deja entrever una organización autónoma donde se abrían los espacios para el debate de ideas, argumentos y acciones que procuraran el beneficio colectivo, eso indiscutiblemente, constituye la esencialidad de la democracia.
Otro ámbito en el cual se refleja la democracia, sin vacilación es el deporte. Las glorias que han dado mujeres y hombres, en distintas disciplinas deportivas, llevan el sello distintivo de la democracia. Brígido Iriarte (Atletismo), Ana Amicarella (nado sincronizado), Carlos Lavado (automovilismo), Arlindo Gouveia (Taekwondo), Rafael Vidal (natación) y Luis Aparicio (béisbol) por nombrar algunos, son una muestra de la funcionalidad de la democracia. Hoy tenemos en la palestra otros nombres, cuyo corazón y su grandeza, llevan incrustado el atractivo de la democracia, están construyendo país, logrando lo que ellos y su familia quieren y desean, y que el país agradece.
Tienen cabida aquí, las palabras del ilustre Arturo Uslar Pietri, volcadas como reflexiones en su obra “De una a Otra Venezuela” en su prólogo para la edición de 1984, “…la acción pública muestra una tendencia peligrosa hacia la desnaturalización de la economía, el desajuste social y las contradicciones paralizantes”
Por eso, se puede afirmar que la democracia sirve para combatir las desnaturalizaciones, los desajustes y las contradicciones, brindándole a la gente la posibilidad de participar y decidir, desde cualquiera de los espacios: la universidad, los campos deportivos, las piscinas, la familia, las calles, estableciéndose como código de vida, que en Venezuela no hay otra forma posible de convivencia diferente a la democracia, lo cual rechaza de plano la idea de quienes apoyados en un “elemental eslogan de soberanía” nos acercan a un estado de anarquía.
Dra. Rosa Indriago

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