lunes, 5 de julio de 2010

Encuentro Académico con … Violencia y Género

La dinámica que mueve al mundo ha dibujado patrones de violencia que involucra a toda la población sin distingo de raza, sexo o edad. Desde hace algunos años, en Venezuela vivimos en medio de un entorno que cada día es más violento. Leer la prensa o escuchar las noticias nos coloca en un estado de crispación, ya que los acontecimientos y las formas de violencia son cada vez más atroces y duras.
Cuando éramos niños, jugábamos al escondite y aquel que encontraba el mejor lugar podía ganar el juego. Es fácil escapar cuando nos escondemos; sin embargo, esa no es una opción viable si queremos seguir viviendo. “No salgo a la calle porque me pueden asaltar”, “no compro en ciertos lugares porque es peligroso”, son expresiones cotidianas de la gente en cualquier escenario.
Obviamente, que eso no resuelve el problema, únicamente aísla a la persona y tal vez la protege en términos de salud mental de tantas fuentes de angustia. Pero definitivamente no podemos escapar porque en cualquier esquina, o centro comercial nos puede alcanzar la violencia, ya sea por casualidad o directamente. Lo peor de todo este círculo, no es que no podamos salir a la calle, sino que incluso en nuestra propia casa no tengamos seguridad, como es la situación para las mujeres que son agredidas por su pareja o familiares.
Casos recientes han saltado a la noticia el tema de la violencia de género, mostrando el estado de indefensión en que se encuentra la mujer en estas situaciones.
A pesar de leyes, ministerios, normas e instituciones, la violencia contra la mujer sigue siendo un elemento muy importante en nuestra sociedad, aunque lamentablemente la mayoría de los casos no tienen la misma difusión que los que son de interés noticioso.
En 1979, La Organización de Naciones Unidas aprobó la “Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer”, que dio origen a centros como la Fundación Para la prevención de la violencia doméstica hacia la mujer (FUNDAMUJER, 1992,) y a una Ley Orgánica sobre el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia (2006).
De nuevo, ni la ley ni las organizaciones, pudieron proteger a la esposa de Valero, de su esposo o tal vez, de sí misma.
El informe de Fundamujer del año 2009 (Informe Sombra CEDAW, 2009) reporta que mensualmente se conocen de 800 a 1000 causas de violencia contra la mujer. Otras organizaciones, estiman que hay un enorme subregistro, por lo cual podemos inferir que las cifras reales podrían ser muy superiores.
Este informe plantea una serie de recomendaciones a nivel de políticas públicas, instituciones, legislación, capacitación y estadísticas. Entre las cosas que llaman mi atención, entre las cuatro páginas de recomendaciones, está la dispersión de esfuerzos. Por ejemplo, no existe un directorio de las organizaciones dedicadas a la prevención de la violencia contra la mujer ni un registro estadístico centralizado y confiable, sobre los casos de violencia contra la mujer. Sobre este último punto, una consulta a la página oficial del Instituto Nacional de Estadísticas sobre violencia, muestra cuatro (4) notas sobre violencia a la mujer, con fecha 2007, indicando temas como una planilla de registro para las denuncias y una inducción para ese registro. No obstante, no existe en ese sitio ningún documento con estadísticas sobre este aspecto, lo cual dice mucho del interés sobre el tema. Una nota reciente en un diario señala que en el primer trimestre de 2010, cada dos días murió una mujer por razones de género.
No se trata sólo de estadísticas. Si bien son necesarias como elementos de análisis, las estadísticas, los porcentajes y los números pueden decir muchas cosas, pero siguen siendo fríos, hasta que nos toca de cerca, cuando se convierten en algo de gran interés. Tal vez esa sea la paradoja de tantos problemas, que no nos preocupan hasta que nos toca a nosotros. Y en ese momento estamos indefensas como tantos otros ciudadanos, frente a las realidades.
El tema es difícil, tiene muchas aristas, muchas opiniones, discusiones, seminarios, talleres y cursos, y tal vez se le ha prestado mucho esfuerzo y dedicación por parte de algunas personas, pero sigue siendo uno de los aspectos más importantes en el desarrollo de una sociedad plural e igualitaria.
Algunos opinan que tenemos un país enfermo por la violencia. Algo así como una resaca después de una noche de tragos. Con la diferencia que después de una sopita o un descanso, la resaca se va y mientras tanto la violencia no tiene fin. Despertamos y sigue allí. A pesar de que nos escondamos o le saquemos el cuerpo.
Los problemas complejos no pueden tener soluciones sencillas. Y este problema viene con nosotros desde hace muchos años, tal vez desde los primeros tiempos de la humanidad.
Los problemas se resuelven con acciones concretas, con un trabajo dedicado en las causas fundamentales.
Podemos decir muchas cosas. Las mujeres que se dejan violentar, por cualquier razón, deben ser efectivamente protegidas. Los hombres que se muestran violentos con su pareja deben ser neutralizados. NO es el momento de comentar los distintos puntos de vista. Baste decir que existen.
La acción tal vez debe comenzar por nosotras mismas. ¿Conocemos a alguien que pueda ser víctima de violencia o sospechamos que lo pueda ser? Tal vez podemos apoyarla para conseguir ayuda. A obtener protección. ¿Podremos nosotras mismas darle algún nivel de protección? FundaMujer ofrece el servicio del 0800MUJERES () para prestar atención y apoyo.
En ese nivel tal vez podemos aportar algo concreto.
Mucho camino queda por andar en este tema. Mientras tanto, las mujeres siguen siendo víctimas de violencia en diferentes órdenes, sobre todo a nivel de su pareja. Hagamos algo, lo que esté a nuestro alcance. Comencemos por nuestras hijas, debemos darles el ejemplo, exigiendo respeto en el hogar, no dejemos pasar las escenas como si fuera una película. Quizás como educadores podemos y debemos desde los espacios de aprendizaje, reforzar los valores como soportes de la personalidad, pues es desde la educación como puede lograrse el enriquecimiento personal y la autoestima.

Dra. Rosa Indriago

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